SAMPEDRO
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Cultura / Literatura
Sampedro: "Occidente, como sistema, está ya acabado"
El escritor llena 'La senda del drago' de ciencia, religión y política
JUAN FERNÁNDEZ MADRID
"A mi edad, todo lo que hago es un testamento", afirma José Luis Sampedro. El escritor, nacido en Barcelona hace 89 años, dice aplicar este pensamiento a tareas cotidianas como beber un vaso de agua o mandar una carta. "¿Quién me dice a mí que éste no va a ser mi último vaso de agua?". Acorde con esa teoría, el economista novelista presentó ayer en sociedad su testamento literario, La senda del drago (Areté), narración cargada de intención política y búsqueda de la naturaleza última de la vida. "Occidente, como sistema, está ya acabado, se pongan como se pongan algunos", sentenció.En la primera parte del nuevo libro de Sampedro, el protagonista viaja a bordo de un buque imaginario, de nombre Occidente, donde se cruza con algunos personajes que le hacen ver el ocaso de nuestra civilización. En la segunda mitad, la figura principal del relato recalará en la isla de Tenerife, un refugio donde experimentará el amor junto a una bióloga que le revelará el secreto vital de los seres pequeños.Ciencia, religión y política vuelven a estar presentes, simbólica o directamente, en las páginas de Sampedro para conducir al lector a una reflexión que es amarga y dulce a la vez. "Vivimos los últimos días de nuestra cultura, pero después volverá a renacer la luz, aunque yo ya no lo veré. La vida, por suerte, es más fuerte que nosotros", sostiene el autor de La sonrisa etrusca.Sampedro tiene muy localizados los síntomas del declive contemporáneo. Vivimos, dice, años de "tecnobarbarie". La guerra de Irak, contra la que firmó un ensayo hace dos años, es su ejemplo favorito. "Es la misma invasión que llevaron a cabo los mongoles en el siglo XIII, pero nuestro barbarismo es más peligroso, porque viene cargado de alta tecnología", denuncia el autor, quien cree "admirable" la decisión de Zapatero de retirar las tropas.Pero tampoco la democracia que conocemos en España se libra de su azote. "La opinión del pueblo no cuenta, las decisiones se toman en los centros mediáticos". A su juicio falta mucha visión de conjunto en las altas esferas. "Los señores que dicen dirigir el mundo viven en el pasado. No se dan cuenta de que el mundo ya ha cambiado", afirma.No es cruzarse de brazos lo que propone, sino rebelarse. Lo novedoso de esta rebelión es su sistema de acción. Atentos, revolucionarios del siglo XXI, a la lección del camarada Sampedro: "La termita es un bicho despreciable, pero si se mete en una casa y se come las vigas, el edificio termina por derrumbarse. Es mi propuesta de actuación".Sampedro cree haber encontrado una epifanía en la mecánica de las naturalezas pequeñas. "Tengo obsesión por la hierba, por lo diminuto. El drago, en realidad, no es un árbol, sino una hierba que ha crecido durante 500 años hasta llegar a medir 6 metros. Saber esto me ayuda a creer en la esperanza", dice a cuento del vegetal que da título al texto y de su isla originaria, Tenerife, donde el autor vive la mitad del año y a la que dedica el libro. "Es la isla que me salvó la vida en el 2001 tras una gripe. Por suerte, en el mundo hay muchos tenerifes a los que huir".
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