Minas / Padre Figaredo
Enrique (Kike) Figaredo (Gijón, 1959) es sacerdote y economista. (en alguna otra pagina he visto que ponen periodista. Nota de Miki). Su relación con los refugiados comenzó en 1985 cuando empezó a trabajar en el Servicio Jesuita para los Refugiados (JRS) y fue destinado a los campamentos de refugiados camboyanos en Tailandia. Durante tres años, se ocupó de atender a los mutilados de guerra y a causa de las minas, en los campamentos Site 2 (180.000 refugiados, 1.500 mutilados),Site 8 (60.000 refugiados, 2.000 mutilados) y Site B (70.000 refugiados, 1.000 mutilados) en los que creó distintos servicios sociales y talleres de oficios. Posteriormente, colaboró en la acogida a los repatriados en 1992, con la creación de proyectos rurales de desarrollo. Desde 1993, reside en Banteay Prieb (a 20 kms. de Phnom Penh) desde donde ha impulsado la campaña internacional para la eliminación de minas y dónde ha creado la fábrica de sillas de ruedas Mekong.
Camboya: 10 millones de habitantes, diez millones de minas La fábrica Mekong funciona con un equipo de 15 mutilados camboyanos graduados en la escuela de oficios creada por Figaredo. En ella se ha desarrollado un modelo de silla para inválidos especialmente adaptado a las necesidades camboyanas: con tres ruedas, para ofrecer mayor estabilidad en pisos irregulares y hecha básicamente de madera. En su fabricación se emplean materiales locales y así, indirectamente se genera también empleo en industrias auxiliares. Los equipos de distribución, compuestos principalmente por mutilados, se encargan de hacer llegar las sillas a los más necesitados por toda Camboya. Un país, con tantos habitantes como minas: 10 millones de habitantes, diez millones de minas extendidas por todo el territorio. Uno de cada 236 camboyanos ha sido mutilados por las minas y aún hoy, todos los días, siguen produciéndose nuevas víctimas.
Papel destacado en la campaña contra las minas Figaredo desempeñó un destacado papel internacional en la campaña contra las minas. Esa acción mereció el Premio Nobel de la Paz, en el año 1997, galardón que fue recogido por uno de los miembros de su equipo de Banteay Prieb. Desde entonces, ha continuado colaborando con el JRS en Camboya, un estado convertido -paradójicamente, pese a su extrema pobreza- en tierra de acogida de refugiados, al ser firmante de todos los convenios internacionales desde que su gobierno fue tutelado por Naciones Unidas.
Desde julio de 2000, Figaredo ocupa la Prefectura Apostólica de Battambang que abarca ocho provincias camboyanas en las que residen un muy escaso número de católicos. Ese puesto le ha permitido ampliar sus actividades. Crear un centro de acogida de menores discapacitados, ampliar la distribución de sillas Mekong y el seguimiento de sus beneficiarios, construir viviendas y crear planes de trabajo comunitario para refugiados retornados, fundar escuelas de oficios para esa población o poner en marcha planes de sanidad y prevención del SIDA, han ocupado los últimos años de este jesuita español.
Primer Premio Juan María Bandrés El jurado del Premio ha tenido en cuenta el hecho de que esta candidatura aúna una personalidad individual de gran carisma personal, destacada en la ayuda a los refugiados y la lucha humanitaria, con una organización como el Servicio Jesuita para los Refugiados, de por sí merecedora de este galardón por su labor en escenarios como Ruanda, Colombia, Sri Lanka, Sudán o Timor. También se ha tenido en cuenta el hecho de que Figaredo continúa en activo en el desarrollo de las actividades humanitarias.
Camboya: 10 millones de habitantes, diez millones de minas La fábrica Mekong funciona con un equipo de 15 mutilados camboyanos graduados en la escuela de oficios creada por Figaredo. En ella se ha desarrollado un modelo de silla para inválidos especialmente adaptado a las necesidades camboyanas: con tres ruedas, para ofrecer mayor estabilidad en pisos irregulares y hecha básicamente de madera. En su fabricación se emplean materiales locales y así, indirectamente se genera también empleo en industrias auxiliares. Los equipos de distribución, compuestos principalmente por mutilados, se encargan de hacer llegar las sillas a los más necesitados por toda Camboya. Un país, con tantos habitantes como minas: 10 millones de habitantes, diez millones de minas extendidas por todo el territorio. Uno de cada 236 camboyanos ha sido mutilados por las minas y aún hoy, todos los días, siguen produciéndose nuevas víctimas.
Papel destacado en la campaña contra las minas Figaredo desempeñó un destacado papel internacional en la campaña contra las minas. Esa acción mereció el Premio Nobel de la Paz, en el año 1997, galardón que fue recogido por uno de los miembros de su equipo de Banteay Prieb. Desde entonces, ha continuado colaborando con el JRS en Camboya, un estado convertido -paradójicamente, pese a su extrema pobreza- en tierra de acogida de refugiados, al ser firmante de todos los convenios internacionales desde que su gobierno fue tutelado por Naciones Unidas.
Desde julio de 2000, Figaredo ocupa la Prefectura Apostólica de Battambang que abarca ocho provincias camboyanas en las que residen un muy escaso número de católicos. Ese puesto le ha permitido ampliar sus actividades. Crear un centro de acogida de menores discapacitados, ampliar la distribución de sillas Mekong y el seguimiento de sus beneficiarios, construir viviendas y crear planes de trabajo comunitario para refugiados retornados, fundar escuelas de oficios para esa población o poner en marcha planes de sanidad y prevención del SIDA, han ocupado los últimos años de este jesuita español.
Primer Premio Juan María Bandrés El jurado del Premio ha tenido en cuenta el hecho de que esta candidatura aúna una personalidad individual de gran carisma personal, destacada en la ayuda a los refugiados y la lucha humanitaria, con una organización como el Servicio Jesuita para los Refugiados, de por sí merecedora de este galardón por su labor en escenarios como Ruanda, Colombia, Sri Lanka, Sudán o Timor. También se ha tenido en cuenta el hecho de que Figaredo continúa en activo en el desarrollo de las actividades humanitarias.
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